sábado, 5 de septiembre de 2009

Cajón de sastre.

Llevo mucho tiempo sin postear aquí. Quizás porque todo me parecía lo mismo, quizás no encontraba esa chispa que necesitaba para continuar escribiendo, o simplemente carecía de inspiración. Muy probablemente, esto último vino de la mano de una mala situación personal, en la que entonces me encontraba.

El otro día quise actualizar, y por motivos de tiempo y concentración no pude realizar una entrada en condiciones expresando mis más sinceras condolencias hacia la familia y el entorno de Christian Poveda, el fotoperiodista hispano-francés asesinado en El Salvador. No obstante, cabe aquí una mención al mismo, a su obra, a sus acciones y a su pensamiento.

Un compañero más que fallece en América Latina. Un tema que otras tantas veces he mencionado en mi blog y que me apena cada día más. Ojalá llegue ese día en que podamos expresarnos de forma libre y sin trabas en cualquier lugar del mundo. Utopía es mi segundo nombre.

De todas formas, aparte de transmitir mi más sentido pésame y condenar de manera tajante el asesinato de periodistas en el mundo como método de censura, retroceso cultural e ideológico y falta de talante y huevos, con perdón, me hallaba aquí con la intención de escribir un pequeño relato. No es que ahora me haya vuelto escritora de repente, pero esta mañana me surgió la inspiración. Quizás no llegue a escribirlo y me quede por el camino resoplando, dándole vueltas al bolígrafo entre los dedos y desesperándome ante el folio en blanco (realmente acojona, porque llegas a preguntarte si tu cabeza está igual de vacía que la cuartilla en cuestión).

No es nada digno de un Pulitzer, un Novel de Literatura ni mucho menos un Cervantes. Más bien se trataría de un pequeño artículo de costumbres que, inspirado en Larra y Millás y con ciertos toques de sarcasmo, pueda llegar a sacarnos una sonrisa. Manos a la obra. Si logro escribirlo sin perecer en el intento, este mi blog será el primer espacio donde vea la luz el presunto escrito. Y miren que he dicho presunto, hasta que se demuestre lo contrario.

Salud, queridos lectores.

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